El viernes cuando Netflix estrenó la tercera temporada de La casa de papel seguramente a muchos nos pasó que estábamos pegados al televisor, tablet, laptop o celular; y la vimos en un día o máximo dos. Es inevitable no involucrarse en la trama de la serie y la tensión que ésta genera.

En esta oportunidad, no sabes si odiamos más a Alicia o a Tokio. A la primera por hacer que el profesor pierda el control y la segunda por ser tan inestable y generar todo lo sucedido. En las dos temporadas anteriores, era el “bendito” Arturito que nos ponía “los pelos de punta” con sus imprudencias.

Todo va fluyendo normal los primeros tres episodios de La Casa de papel, porque obviamente están planeando minuciosamente el nuevo robo, que esta vez no es un plan del profesor sino de Berlín y un compañero de él (Palermo). Con este nuevo atraco al Banco de España esperan conseguir la liberación de Río.

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Si no te has visto la serie, es mejor que no sigas leyendo para no caer en spoiler. Río fue detenido luego de que Tokio decidiera dejar la isla en la que estaban viviendo un idilio de amor. Y ahora para rescatarlo la banda se reúne y harán lo único que saben hacer: robar.

Mientras se va desarrollando la serie surgen nuevos amoríos como el de Palermo y Helsinki, donde sale a relucir la famosa frase que seguro ya todos la tienen pegada: “bum bum chao”. Las peleas tampoco pueden faltar y la que más tensión generó fue la del profesor con Raquel Murillo.

Cuando llega el día del atraco, por supuesto el corazón comienza a acelerarse porque esperamos que el plan funcione, es paradójico que estemos del lado de los ladrones y no de la policía, pero es que amamos a la banda y las diferentes personalidades que tiene cada uno.

A medida que pasan los episodios nos damos cuenta que el plan pende de un hilo. Esta vez, la policía hace todo lo posible para que el profesor, Tokio, Estocolmo, Río, Nairobi, Helsinki, Palermo, Denver y los demás no se salgan con la suya y vuelvan a desaparecer.

El profesionalismo de Alicia de jugar con las mismas cartas con las que jugó el profesor fue algo que seguramente sorprendió a más de uno. El disparo que recibió Nairobi lo sentimos todos los que amamos a este personaje, obviamente no queremos que muera.

Era la primera vez que la banda atacaba a los funcionarios de la policía delante de todos, incluso de los mismos ciudadanos que los apoyaban. Eso al principio seguro nos pareció genial, pero cuando nos dimos cuenta que no habían matado a Raquel fue un golpe duro.

Ahora cuando terminamos de ver la serie quedamos con las ganas de ver más, con la frustración por el final que tuvo esta temporada y porque queremos la cuarta entrega ya para saber cuál será el desenlace y cómo lograrán salir del Banco de España con vida y sin ser detenidos. Ahora sí bum bum chao. Toca esperar.