(Fox Searchlight, 2020 / Escrita y dirigida por: Taika Waititi. Basada en la novela homónima.)
Por: Sydney Pagliari.
¿LOS MALDITOS ZAPATOS? ¡LOS MALDITOS ZAPATOS!
Ser niño es maravilloso: El nivel de inocencia, avidez, apego, emoción e imaginación no se puede medir ni comparar con ninguna otra época en la vida.
Tener un amigo imaginario es lo mas normal del mundo en cuanto a niños se refiere, pero… cuando éste es un genocida, sociópata, racista y tiene un bigote estúpido ¿qué puede salir mal?
Ver “Jojo” es un viaje de vuelta al pasado a aquellos días en que solo experimentábamos, formábamos clubs y grupos con otros amigo/as buscando pertenecer, corríamos de un lado a otro ensuciándonos con cuanta tierra, lodo y basura se nos atravesaba; sobre todo soñábamos con lo que queríamos ser, con nuestras figuras o roles paterno/maternos, con nuestros héroes o heroínas, creábamos nuestros primeros ideales de comportamiento y reaccionábamos a diversos estímulos extraños entonces para nosotros, como lo eran la frustración, la pérdida, el miedo… y el amor.
“Jojo” me hizo hablar con el pequeño Syd. Me hizo reír sobremanera como creo que nunca pensé que lo haría en el medio del contexto de un evento que cambió a la humanidad para siempre: la segunda guerra mundial.
Taika Waititi es de mis directores favoritos, pues no entiendo como el señor, balancea el humor con la emoción. Satiriza lo bélico, lo humano, lo social y político con semejante desparpajo y descaro que me hacen querer vivir en uno de esos mundos imaginarios que crea para cada film.
“Jojo” es una burla a nuestros sentimientos, juega contigo desde que se oscurecen las luces de la sala y terminan las tediosas publicidades y los geniales trailers. Comienza, y parece un film inocente de aventuras infantiles digno de Wes Anderson e incluso, de Disney.
¡PERO NO! No, no… ¡y no! Resulta que es un film dramático, casi bélico disfrazado bajo una sábana casi transparente de comedia familiar y sátira social. Y eso, eso me encanta.
Johannes es un fanático obsesivo miembro de la “Juventud Hitleriana”, un mini Nazi con grandes aspiraciones a futuro, que lloró 3 malditas semanas al enterarse que su abuelo no era “ario” (rubio), cuyo mejor amigo es un Hitler imaginario, interpretado por el mismo director Taika Waititi. Sueña con ser como su padre, quien se encuentra en el frente, combatiendo por mucho tiempo ya, teniendo como única familia directa su madre, interpretada por la fenomenal Scarlett Johansson.
Lo que Jojo no sabe es que su madre oculta un secreto en su propio hogar: una niña judía rescatada por ella que vive entre los recovecos de la casa. Al descubrirlo Jojo se debatirá entre hacer lo que “un verdadero Nazi” haría de acuerdo a su amigo Hitler, o mantener el secreto y salvarle la vida, en nombre del amor.

Pero esto, es apenas la punta del iceberg.
“Jojo Rabbit” es el film más “liviano” en cuanto a tono y situación en lo que respecta a films relacionados con la segunda guerra mundial. La violencia no es parte muy relevante aquí como un lenguaje, a pesar de que no muy lejos de donde están los personajes, los Rusos y los Aliados están acabando con los Nazis en los que eran los últimos días del Tercer Reich.
“SÉ-EL-CONEJO”
Estamos en la mente de un niño, por lo que vemos el mundo como él lo ve, en medio de la ignorancia del conflicto mayor que envuelve el mundo que lo rodea. El Hitler de Taika es el peor amigo imaginario que un niño podría tener: los peores consejos están siempre a la orden del día, y aparece en los peores momentos, pero debemos recordar que ésta es la creación imaginaria del “héroe” Alemán, que Jojo se creó en su propia mente.
Se trata de un niño que solo busca pertenecer, ser respetado, tener su voz y lidiar con los horrores de la guerra que lo afectarán sorpresivamente en la trama, cambiando para siempre su manera de percibir el Nazismo y la vida en si. ¿Qué mejores ojos para contar una historia en un mundo así, que los de un niño?
A nivel de personajes, “Jojo” nos ofrece increíbles secundarios que más que rellenar, aportan algunos de los mejores chistes y situaciones incómodas en el desarrollo de la historia, desde Fraulein Rahm la extraña profesora de la Juventud Hitleriana, Yorki el tierno-tonto mejor amigo “real” de Jojo, hasta el peculiar dúo homoerótico entre el capitán Klenzendorf y su subordinado Finkel, son quienes mas risas nos sacan con cada segundo de aparición.
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El film está lleno de momentos catárticos a nivel emocional, que funcionan como elementos cohesivos entre lo que ves, y lo que va a pasar. Tal es el caso del momento más inesperado desde “La vida es bella” (1997) de Roberto Benigni, y lo resumiré sin mayor prosa con dos palabras: “Los zapatos”. Ese momento en particular, fue donde la película se quitó el cosplay y “respiró”, mostrándose tal y como es, un vil caballo de Troya. No exagero cuando digo que el aire cambió en la sala, y muchas narices comenzaron a sonar, era como si el director nos hubiera querido arrebatar la inocencia, justo como a Jojo.

La belleza de este film yace en la aparente ligereza con que nos narra linealmente los hechos, llevándonos de la mano como un padre y acompañándonos en el hermoso viaje de “un fin de semana en la vida de Jojo”, pero no. No es así.
Siendo este plato principal acompañado de una guarnición musical seleccionada con el mejor gusto posible en la banda sonora, con canciones como “Héroes” de David Bowie como himno.
Los performances actorales son acertados, desde el mismo Jojo a quien amamos desde su primera escena, hasta el peculiar Hitler. El diseño de vestuario, los sets, el diseño de producción y demás aspectos técnicos resaltan por lo impecables que se ven, sin dejar de lado el fabuloso guión adaptado escrito por el mismo Taika, quien ya es conocido por su habilidad increíble con la caracterización, y por dirigir películas que van mas llevadas hacia los personajes que hacia el conflicto mismo como “Hunt for the wilderpeople” o “Thor: Ragnarok”.
Esto se evidencia en uno de los diálogos de Yorki, el mejor amigo de Jojo, que dice: “Definitivamente, no es un buen momento para ser un Nazi”. Maldita sea mil veces señor Taika, de verdad.
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Hay momentos en que pareciera que se van “a pasar de la raya” con la comedia, como es el caso del elemento que más me gustó y a la vez es el más débil de todo el film: el Hitler imaginario. Está ahí para robarse la escena, y lo logra, sí… pero como un factor distractor que realmente no aporta mucho al movimiento de los hechos en si, incluso en el segundo acto desaparece casi por completo y… no lo extrañé.
En definitiva creo que un film logra su cometido cuando la pantalla se funde a negro, suena la banda sonora, ruedan los créditos, y sientes un vacío en tu corazón, pero te encuentras a ti mismo/a con una sonrisa en la boca, tenga éste un final feliz o no. Eso es satisfacción, y es a lo que TODO director debe aspirar: a llenar el vacío que sentimos cuando entramos a la sala, pues NUNCA, nunca… debemos ser los mismos cuando entramos, que cuando salimos de la experiencia de ver cine, sino ¿para que vamos?
Y “Jojo Rabbit” se llevó un pedacito de mi, y me entregó uno nuevo, cambiándome para siempre.
El film culmina con ésta frase de Rilke, que no quiero que olvidemos:
“Let everything happen to you,
Beauty and Terror,
Just keep going,
No feeling is final”.
Me permito traducirla así:
“Deja que todo te pase,
La belleza y el terror,
Solo sigue avanzando,
Pues ningún sentimiento es definitivo”.
Veredicto final: 9,8 Hitlers de 10.
-Fundido a negro.
THE END.