El espíritu del mítico Broadway de mediados de los años 70 está ahora en el corazón de Málaga (sur) con «A Chorus Line», el musical que codirige y protagoniza el actor Antonio Banderas.

Y con el que inaugurará este viernes el Teatro del Soho, el espacio escénico que ha creado en su ciudad.

Veintiséis intérpretes en el escenario y, en el foso, veintidós músicos bajo la batuta del compositor y director de orquesta Arturo Díez Boscovich ofrecen, con música en riguroso directo, un espectáculo de dos horas y diez minutos con un ritmo trepidante que no da un solo respiro al espectador.

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El estreno oficial está fijado para el viernes 16 de noviembre, pero ya desde la semana pasada hay funciones previas de calentamiento.

En la de este 12 de noviembre se notaba ese contraste en el patio de butacas. En cuanto arrancó el primer número grupal bailado, con 26 intérpretes en escena perfectamente coordinados, el público estalló en aplausos. Y así durante toda la función.

Esto indica que los intérpretes son en general mejores bailarines y cantantes que actores. Pero no es solo eso. También tiene que ver que el libreto ha envejecido peor que la parte musical y las coreografías.

Recordemos el argumento original: asistimos a las audiciones para coristas de un supuesto musical de Broadway a mediados de los setenta y el director pide a los aspirantes que le cuenten sus vidas para conocerlos mejor.

Todas son historias de superación personal que en el contexto actual resultan un tanto trilladas. La chica de pueblo que viaja a Nueva York para triunfar en el mundo del espectáculo, la joven acomplejada por su físico, el niño tachado de mariquita porque le gusta bailar…

En cambio, la parte musical sigue funcionando como un artefacto perfecto. Y las coreografías de grupo, alternadas con las individuales, muestran de maravilla el conflicto principal de los coristas: cómo deben renunciar a su individualidad para que el conjunto funcione como un único cuerpo de baile.

Su apoteósico número final, metafóricamente titulado One (uno, en inglés)con su chispeante vestuario de lentejuelas doradas, es el paradigma lo que se espera de una producción de Broadway.

Entre esto el espectáculo malagueño no falla. La interpretación de los bailarines es vigorosa y sincronizada. En el reparto de anoche destacaron la mexicana Estibalitz Ruiz (magnética tanto en las partes habladas como en el baile), la alemana Sarah Schielke (emocionante la parte en la que debe olvidar que una vez fue estrella para no destacar en el coro) y la española Kristina Alonso (por fuerza su personaje es carismático).

Sin olvidar al propio Antonio Banderas, que encarna al coreógrafo que dirige las audiciones. Sale poco a escena, pero está siempre presente y dialoga con los aspirantes desde la oscuridad de la platea.

Su interpretación es generosa, como pide la obra, cediendo el protagonismo a los coristas.

Con información de EFE